viernes, 31 de enero de 2014



Como para no quedarse atrás, porque las mandatarias de Argentina y Brasil se le adelantaron, la Presidencia de la República anunció con bombo y platillo que esta misma semana el presidente Enrique Peña Nieto se reuniría con Fidel Castro, aunque fuera por un ratito, como parte de la gira que realizó en Cuba.


Horas antes, todos los medios en el país ya se encontraban a la expectativa de lo que sería el encuentro de los dos personajes, tanto como si se tratará de un palomazo entre Paul McCartney y Ringo Star en un espectáculo que no se veía en décadas, desde los tiempos en que Carlos Salinas de Gortari gobernaba el país. Casualmente la isla fue su primer refugio en su autoexilio luego de que su hermano fuera aprehendido por las acusaciones de la autoría intelectual de un homicidio y lavado de dinero.


Las relaciones entre México y Cuba pasaron a partir de ese momento del refrigerador a la congeladora, justo cuando Vicente Fox cayó en el escándalo y balconeo tras revelarse que en el 2002 en el marco de una cumbre internacional le ‘sugirió’ al comandante revolucionario que comiera y se fuera para no encontrarse con el entonces presidente George W. Bush.


Pero como ahora regresó el PRI a Los Pinos y en ese afán de impulsar la onda ‘retro’, donde los Salinas caminan de nuevo tranquilamente por las calles, el narcotraficante Caro Quintero anda suelto otra vez y IFE está a punto de desaparecer, lo que hacía falta era tener esas bonitas imágenes con el comandante de la revolución cubana que tanto despierta pasiones, a favor y en contra.


Por eso, con la Primera Dama de México de por medio para derretir el ambiente gélido que prevaleció por años, por fin se dio la tan esperada imagen donde nadie volteó a ver al pajarito ( y donde solo se permitió la entrada del fotógrafo oficlalde Cuba) y que a decir del dirigente del PAN, Gustavo A. Madero, fue una foto que salió muy cara, algo así como cinco mil millones de dólares, refiriéndose a la condonación de una deuda que Cuba contrajo con México hace 15 años y que le será eximida en un 70% tras un acuerdo anunciado por el actual gobierno mexicano.


En realidad el líder formal (porque en este momento los panistas jalan para donde se les da la gana) peca de exagerado, porque la deuda es más bien como de 500 millones de dólares, que tampoco es tan poco, aunque eso sí, se enmarca en un momento en que nos vemos dadivosos hacia afuera mientras al interior los impuestos suben y la inflación nos pega desde las golosinas hasta la comida para el perro.


La versión diplomática del gobierno de México hacia Cuba siempre ha sido criticable, porque en esa tendencia de mantener una política exterior de no intervención y autodeterminación de los pueblos, por décadas y ahora otra vez se ha hecho de la vista gorda hacia situaciones de la isla muchas veces denunciadas en materia de los derechos humanos, el trato que le da a sus disidentes y sobre todo, el aspecto de las limitaciones en la forma de vida de su población en lo que se refiere a la democracia (que al no tener elecciones libres para determinar quién será su gobernante solo se le puede comparar con una dictadura en donde por más de 50 años han mandado Fidel Castro y su hermano).


Para México, la relación con Cuba siempre ha sido una difícil contradicción, pues para los que se dicen de izquierda  (curioso, pero en esto es lo único en que ni el PRD, ni AMLO y anexas no critican a Peña Nieto) siempre ha sido vista como una especie de rincón heroico e idílico del comunismo que no se somete a la tiranía imperialista de los Estados Unidos, siempre omitiendo los ‘detalles’ de simulación que se dan cada que parece que la isla se abre más hacia el libre albedrío, como por ejemplo, la posibilidad de la gente para comprar, sin un permiso del gobierno de por medio, el auto de su preferencia y cuando parece que así será, resulta que un Peugeot 206 con cinco años de uso se puede comprar sin restricciones… siempre y cuando se tengan 85 mil dólares para pagarlo. Algo insólito si se toma en cuenta que el salario mínimo fijado por el Estado es de 20 dólares al mes.


El gobierno de Enrique Peña Nieto ha decido regresar a la práctica de la simulación y eso lo evidencia en su encuentro con Fidel Castro. La cosa, al parecer es quedar bien con todo mundo en una práctica del todo está bien, todo es bonito, al menos en la superficie. Así sucede también con varios estados de la República, con cuyos gobernadores el presidente se entrevista y fotografía mes a mes, pese a denuncias de injusticias y maltrato en contra de las mujeres, periodistas o grupos indígenas. Si así es al interior, por qué tendría que ser diferente al exterior. El chiste es tomarse la foto. Sonría por favor.


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Todo indica que al final de cuentas Andrés Manuel López Obrador tendrá por fin su propia fuente de recursos públicos, pues su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), será registrado como partido político con miras a participar en las elecciones del próximo año. Tan crecido anda en ese aspecto que diría mi abuela, se ‘cree el muy, muy’ y anda de un carácter insufrible, haciéndole el fuchi a los que en otros tiempos fueran sus aliados (y su fuente de ingresos). Por eso, cuando Cuauhtémoc Cárdenas le pidió de manera formal que se uniera a él para que juntos lucharan contra la Reforma Energética, AMLO salió con un “no tengo tiempo, porque mi agenda está saturada”.  Por supuesto, lo que pasa es que al excandidato a la presidencia no le gusta compartir el escenario y es de los que pide que en caso de hacer mancuerna en una súper producción su nombre aparezca antes incluso que los avisos de ‘por favor apague su celular”. Es un poco caro, pero cree que lo vale.


La casa de los pitufos


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Lo que la gente espera de la reunión del PAN en Michoacán (que escogen el lugar más conflictivo del país en materia de violencia nomás para dárselas de muy machos) es no ver si se ponen de acuerdo, sino si sobreviven y salen de ahí todavía como partido político, pues los estira y afloja por la dirigencia del partido blanquiazul que aún anda en versión de ‘se regala cascajo’ no parecen importarle a nadie. Es más, todo indica que ahora mismo el PAN podría desaparecer y nadie notaría la diferencia. Solo el PRI está ansioso por ver quién será el mandamás en este partido para ver si tendrá que negociar con un Madero o un Cordero ahora que venga toda la negociación de los reglamentos de las reformas aprobadas el año pasado. Pero como se ve en la imagen y la miradita que se lanzan Gustavo Madero y Ernesto Cordero  lo más seguro es que se vayan por una tercera vía y en una de esas, hasta Vicente Fox toma ese puesto. Porque el peor escenario es el que siempre sucede.



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